Árboles y flores en el antiguo Egipto
De la misma forma en que se abrían los pétalos del loto anunciando el nuevo día salían las notas del arpa cuando Neheh rozaba las frágiles cuerdas del instrumento bajo el sicómoro a orillas del Nilo.
“Que huela a loto y de sombras a las palabras”, que a la vez recuerde una animada y cálida noche de verano y un tranquilo y frío amanecer de invierno; que evoque el nacimiento del sol, la aparición del disco en el cielo, si nos referimos a los mágicos días de vida de la ciudad de Akhetatón, o el brillo de Ra, si estamos frente al majestuoso templo de Amón en Tebas bajo el mando de Ramsés II…
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